Estudios científicos demuestran que cuando las personas han ganado, alguna vez, en los juegos de azar como loterías, bingos, ruleta o juegos de cartas, se genera en ellos un deseo compulsivo por seguir ganando, en algunas oportunidades no les importa arriesgar lo que poseen con tal de volver a sentir la emoción que genera ganar.

Lo que deja muy claro que, poseer mucho dinero no reduce la avidez por tener más. El mismo cerebro genera un insaciable dese por poseer cada vez más y más. ¿qué es lo que genera esta pasión?

En neurociencias esto se conoce como “fase apetitiva”. El cerebro genera en sí mismo un apetito por obtener cada vez más, recibir este estímulo de acumular más ganancias, aún a costa de estar perdiendo, se genera una motivación por seguir en la búsqueda de ganar, de obtener el premio, porque es muy atractivo para el cerebro, el riesgo de jugar por dinero.

Es muy tentador continuar con el juego y alimentar las predicciones y falsas creencias de que se posee la fórmula secreta para ganar, tanto, que se oculta el miedo a perderlo todo.

En el cerebro se activan neuronas que impulsan el mecanismo de búsqueda y recompensa. Una alta secreción de dopamina (el neurotransmisor del placer), promovida por la “fase apetitiva” activando las neuronas del núcleo accumbens.  Esto sucede porque el sólo hecho de jugar y pensar que se puede recibir un premio que, no es fácil de obtener, la motivación es mayor y puede degenerar el mecanismo de recompensa cerebral, activado no por el premio, sino por la búsqueda de él. Este es el principio del mecanismo generador de las adicciones.

En el cerebro está tanto la enfermedad como la cura.  La amígdala responde, a la actividad del núcleo de accumbens, actúa de forma más intensa ante el resultado que ante la búsqueda, creando un equilibrio que ayuda a mantener la cordura y no deja que se pierda la razón y la prudencia cuando de recibir premios efímeros se trata.

Estas funciones contradictorias, demuestran que con la eventualidad de ganar un premio en efectivo se desata en el cerebro una batalla entre el deseo por poseer más dinero y la diversión que generan los juegos de azar. Lo que en algunos casos puede generar connotaciones patológicas.

La tendencia de buscar una recompensa disminuyendo el riesgo, ha salvado vidas en incontables ocasiones. Aunque este mismo mecanismo, también, lleva a muchas personas a arriesgarlo todo en juegos de azar y apuestas.