La Diosa Fortuna de la mitología romana es la más aclamada por todos los seres humanos y más por aquellos que se aventuran en el mundo de los juegos de azar donde los conocimientos y estrategias en muchas oportunidades no dan frutos, por tanto, los buenos resultados dependen en una amplia medida de la suerte.

La suerte hay que llamarla, por eso en los juegos de azar además de aplicar estrategias probabilísticas y estadísticas se debe de implementar tácticas psicológicas que llenen al jugador de una fuerza interior y seguridad, que le permitan tener claridad en la aplicación de las tácticas del juego, en el manejo del bankroll y en la lucidez para reconocer cual es el momento adecuado para retirarse de una mesa de juego.

La suerte en el juego es más que probabilidades

La suerte se ha definido como un resultado favorable que el universo retribuye sobre una situación que depende exclusivamente del azar. Sin embargo, los jugadores exitosos identifican la fuerza mental, la dedicación y la decisión como herramientas valiosas que la Diosa Fortuna tiene en cuenta en el momento de repartir sus grandes tesoros. Por eso algunas estrategias que se pueden implementar en el momento de llamar la suerte son:

Tener un adecuado estado mental donde prime la claridad de pensamiento hace que el ser humano pueda escuchar su voz interior, interpretar las corazonadas y saber tomar las decisiones en forma certera, por eso los jugadores profesionales de juegos de mesa como el póker y el blackjack aplican técnicas precisas con una consciente calma que los hace triunfar en las mesas de juego, del mismo modo que los acérrimos  amantes de las máquinas tragamonedas escuchan su intuición y van estudiando las probabilidades en el juego reconociendo cuando deben de parar.

Alejar el auto sabotaje que se crea con palabras negativas, poco alentadoras y nefastas como: yo nunca gano, la suerte nunca está de mi lado, para que lo intento si siempre salgo perdiendo, no tengo chance de ganar o la suerte siempre está en otro lugar, llevan a atraer lo que se pide, ya que el universo esta presto a dar lo que se demanda; si es el momento adecuado y conviene; por eso se debe tratar de trabajar con palabras positivas que empoderen y se conviertan en un mantra que atraiga como un imán las situaciones favorables de la vida y porque no, una gran fortuna.

 La ciencia no ha podido determinar si existe un gen de la prosperidad y la fortuna en el genoma humano que este instaurado en el ser humano, sin embargo, si han establecido que la actividad cerebral y las conexiones neuronales que producen serotonina y dopamina hacen que se tenga una respuesta adecuada a las situaciones de la vida y se logre ampliar en forma exponencial el rango donde se atrae magnéticamente los entornos favorables, al igual que sucesos extraordinarios donde la suerte estará presente. Por tanto, se debe trabajar en la producción de estas sustancias en el cerebro.

La suerte hay que llamarla y ella llegara cuando trabajemos en ella y reconozcamos que no solo el dinero es fortuna, por eso es necesario fortalecer el pensamiento de ganador, establecer buenas relaciones , hacer buenas obras y crear  en cada paso un círculo de confianza, de tal forma que las decisiones económicas, las responsabilidades, las inversiones y la agudeza mental  estén acompañadas de técnicas y estrategias que permitirán tener el control y abrir el camino para recibir los grandes beneficios que la Diosa fortuna está dispuesta a dar con generosidad.