Los vendedores de loterías o loteros son grandes protagonistas en la vida de los apostadores y de las compañías de rifas y juegos de azar, ya que por medio de la venta de un billete o un pedacito de él logran confabularse con la Diosa Fortuna para cumplir los sueños de algunos de aquellos compradores que desean fervientemente sacar el premio gordo de la lotería para cambiar sus vidas.

La era digital ha cambiado la forma de comprar la lotería, por eso en la actualidad se vende por internet o en pequeños dispositivos portátiles que imprimen un boleto, sin embargo estos personajes de la vieja data que llevan a cuestas los billetes físicos de lotería, se resisten a desaparecer y le hacen honor a su trabajo pregonando los números de la suerte en cada esquina de parques y avenidas para que los apostadores tengan la tentación de enfrentar el azar y se acerquen a comprar el boleto que posiblemente este cargado de premios que cumplirá los sueños del feliz ganador.

Loteros por sorteo en Latinoamérica

Muchos de los loteros de los países latinoamericanos terminaron en este oficio por sorteo, ya que luego de buscar trabajo en diferentes lugares,  vender lotería fue su mejor opción, e hicieron de la venta de lotería un oficio que les permitió sacar a delante a su familia y de paso hacer millonario a alguno que otro comprador que en algunas oportunidades por agradecimiento les dio una comisión, les arreglo la casa o les dio un regalo que les ayudo  a cubrir muchas de sus necesidades y les alegro la vida.

A ´pesar de que muchos gobernantes han tratado de hacer leyes que vinculen y protejan a los vendedores de lotería con seguridad social y  afiliaciones a organizaciones que los favorezcan, aún se ve un alto porcentaje de vendedores que trabajan en la informalidad, convirtiendo el gremio de los loteros en un sector de la población altamente vulnerable y desprotegida, que en la mayoría de casos está conformado por personas de la tercera edad, que no cuentan con apoyo familiar, son padres cabeza de familia o dependen exclusivamente de ellos mismos.

Los loteros trabajan en el mercado de los sueños por una comisión y se aferran a los cupos que dan los distribuidores de lotería como una salvación para luchar contra el desempleo, sin embargo, cada día se levantan con la convicción de vender o quedarse con el billete que tiene el premio mayor de una de las loterías de su país y de esta forma robarle algo de suerte a la diosa Fortuna, que a través de giro de las ruedas fiché señala al afortunado ganador.

Las loterías nacionales están reguladas por el estado en casi todos los países de Latinoamérica donde son legales y su recaudo está destinado a obras de beneficencia que incluyen salud, protección a niños y ancianos y otras obras sociales que benefician la comunidad, por eso los loteros  luchan para  que este oficio  que lleva décadas en el mercado siga vigente y les dé la oportunidad de llevar a mas apostadores el número ganador que cambiara la suerte a favor del jugador, la comunidad y el lotero.