El origen de la palabra Tahúr se la pelean los musulmanes, árabes y cristianos, dándole significados poco congruentes que van desde pordioseros, reyes o apostadores de juegos de azar.
En el mundo occidental esta palabra se remonta a tiempos antiguos y hace alusión a un personaje que encierra magia en el mundo de los bares y cantinas, donde las apuestas eran espacios de esparcimientos obligados para la sociedad y en los cuales el tahúr hacia alarde de sus grandes habilidades en cada uno de sus juegos y donde además se destacaba por los trucos tramposos que realizaba con las cartas o los dados, que lo hacían crear ambientes que encerraban un halo de magia donde la diosa Fortuna desplegaba sus encantos a su favor.
El Tahúr siempre presente
En la actualidad los jugadores de juegos de azar se han convertido en verdaderos magos, que no dejan todo a la suerte, sino que utilizan herramientas que los prepara mental y físicamente para competir.
El conocimiento de las reglas, el estudio de probabilidades, la aplicación de técnicas, el desarrollo de tecnologías y por supuesto un toque de suerte, son los elementos que utiliza un jugador, más aún cuando en la actualidad los casinos y casas de juego poseen herramientas para detectar a los tramposos, disminuyendo en un alto porcentaje la influencia de estos personajes. Sin embargo, el tahúr siempre está presente y se las ingenia para hacer de las suyas.
Algunas de las trampas hábilmente desplegadas por el tahúr a lo largo de la historia y que han sido objeto de inspiración de escritores, guionistas, libretistas y contadores de leyendas son:
El tahúr es experto en manipulación y lo complementa con el manejo sorprendente de las técnicas concernientes a cada juego, pero también son especialistas en comportamiento humano, son amantes de los artilugios, le dedican tiempo al estudio de técnicas y se alejan de métodos que dejan huellas, convirtiéndolos en muchos casos en grandes jugadores que encierran magia en cada participación en el mundo del juego y el azar.